«Era ternura, bondad y moría con su madre”. Cada vez que Rocío Carrasco habla de su hijo David se emociona. La hija de Rocío Jurado no puede contener la sonrisa cuando piensa en ‘su enano’. Así lo hemos podido ver durante las dos temporadas del documental que ha protagonizado. “No me podía ver triste, era una maravilla, siempre cantando…”, recuerda Rocío de cuando todavía su pequeño vivía bajo el mismo techo.
El amor de David llenaba su vida pero también la de todos. El joven tenía adoración por su abuela, de quien sigue siendo el mayor fan, y también por Fidel. Así ha hablado Rocío del enorme cariño que su hijo siempre ha llevado por bandera.
“Muy cariñoso, muy familiar, en el colegio lo quería todo el mundo”. Rocío Carrasco se emocionaba al recordar algunos de los episodios vividos con su hijo David durante ‘Rocío, contar la verdad para seguir viva’. La hija de Rocío Jurado narraba su vida por primera vez y, claro, sus hijos tenían un papel protagonista. “Mis hijos tienen un vínculo muy fuerte, parte del que yo inculqué en su día”, afirmaba la presentadora.
“Él tenía pasión con su madre, su abuela, pasión con Fidel, él tenía devoción con María Teresa y Terelu es que moría, ya no sé desgraciadamente”, aseguraba Rocío con no cierto tono de amargura. (Puedes ver aquí como Saber vivir desvela la enfermedad rara que sufre el hijo de Rocío Carrasco).
La separación de su hijo David es un dolor que la hija de Rocío Jurado lleva siempre muy dentro. El pequeño se marchaba con su padre y no regresaba a casa de Carrasco cuando le tocaba hacerlo. Desde entonces, todo cambiaba ya para siempre. “Mi madre decía que era un bombón de nata, un ser de luz”, recordaba la presentadora.
“En eso estoy muy orgullosa de él si conseguí instaurar ciertos valores que yo consideraba que si no eran importantes al menos imprescindibles”. Rocío Carrasco tiene muy clara la educación que les dio a sus hijos. Siempre veló por su bienestar y fomentó el cariño entre los hermanos. “Tenía amigos de todas las edades, los profesores morían con él, es cariñoso, zalamero, muy gracioso y ha sido siempre un niño bondadoso, piadoso”.
“La ausencia da pena, pero yo sé que si a él lo hubiesen dejado él me hubiese llamado, hubiese venido…”. Durante la emisión del documental, Rocío se rompía al pensar en los años que lleva sin poder estar con su hijo. “Él no ha tomado determinadas actitudes porque no se lo han permitido. Claro que me echa de menos”, afirmaba tajante y sin dejar margen a duda alguna. “Lo sé, no hace falta que nadie me lo diga”. La ausencia de su hijo ha marcado lógicamente los últimos años de Rocío Carrasco.
“Él tenía mucho rollo con nosotros, hablo de él sin pena porque sé que él es feliz”, explica la hija de Rocío Jurado. “Mi pena por él es por la utilización que ha sufrido o porque esta persona ha utilizado estas circunstancias de este niño, que es su hijo, para hacer más daño, más mal y para lucrarse”. Rocío tiene clara la devoción que sentía su hijo por ella y sabe que ese sentimiento sigue intacto. “No me sentía querida, me sentía amada por él”, zanja Rocío Carrasco ante todos aquellos que puedan pensar lo contrario. (Puedes leer aquí como una enfermera vio como Antonio David trataba mal a su hijo).