
Video: «No quiero vivir» La terrible historia de Keyla
En La isla de las tentaciones 6, Keyla Suárez se ha convertido en una de las tentadoras favoritas de Adrián. Sin embargo, la canaria destacó incluso antes de que comenzase el reality al ser la primera participante trans de todas las ediciones. A sus 21 años, se presenta como «actriz y modelo».
Sin embargo, su vida dista mucho de haber sido un camino de rosas, y ha decidido compartir su realidad en su canal de MTMAD, la plataforma de vídeos de Mediaset. La joven cuenta al inicio del vídeo que decidió llamarse Keyla al transicionar, pues significa «fuerza» y «belleza», dos conceptos muy importantes en su vida.
Después, recordó que se sintió mujer desde muy niña, que solía ponerse la ropa de su tía y que tenía problemas de disforia, que es como se llama a cuando alguien no reconoce su cuerpo o determinadas partes del mismo. (Pulsa aquí para ver como Keyla aclara si el resto de chicas le hacían de menos por ser transexual).
El mal trago que pasó en el instituto
Por ello, comenzó muy pronto el tratamiento hormonal, aunque en un principio lo hizo en la clandestinidad. «Para vivir así, no quiero vivir», pensó, según recordó. Entonces, optó por compartirlo en su instituto, y se topó con todo tipo de vejaciones por parte de sus compañeros que derivaron en una fuerte depresión e impulsos suicidas.
«Yo no me tuve que dar cuenta, siempre me consideré una niña. Me veía reflejada en un cuerpo que no era el mío y, desde muy pequeña, lo sabía. Pero, cuando la gente me empezó a mirar raro, me di cuenta de que no me veían como yo. Fue un infierno y aún tengo secuelas como ataques de epilepsia», recordó.
Problemas tras el acoso
Sus compañeros proyectaron sus miedos en ella, que terminó viéndose a sí misma «como un bicho» y «como un monstruo«, según contó, afectada, en el vídeo. Todo ello derivó en que, durante un tiempo, fue una chica problemática para sus padres. Finalmente, se operó en 2018. Al respecto, reflexionó sobre que la gente se equivocaba al pensar que una transición culminaba al operarse, pues ella misma lo había pensado previamente y se había dado cuenta de que no era así.
Después, se dio cuenta de que ni una nariz extremadamente fina, ni unos labios gruesos, ni una vagina convertían a nadie en «mujer», sino que ser mujer era algo que «se trabajaba» a partir de lo más importante: sentirse como tal. Sobre ello, Suárez afeó la tendencia a «romantizar la cirugía» entre las personas trans, que tienden a creer que todo gira en torno a las operaciones. Ella, de hecho, se había dado cuenta a posteriori de que no era para nada algo tan decisivo. (Entra aquí para ver como Keyla muestra su peor ataque transfobo por su paso por La isla de las tentaciones 6).