«Culpar a una persona deprimida por mostrarse feliz es negarle el derecho a la recuperación». Es la frase con la que comenzó uno de los capítulos de la serie antológica Rocío, contar la verdad para seguir viva y es la frase que deberíamos grabarnos a fuego. Tener una depresión no significa ser un muerto en vida, no significa pasar el día llorando, no significa no poder ser feliz. A Rocío Carrasco hasta una sonrisa, hasta un día feliz se le ha criticado. (Entra aquí para ver Rocío Flores contó a la psicóloga (tras pegar a su madre) su horrible verdad con Rocío Carrasco).
Y si la serie documental de Rocío Carrasco sirvió para abrir un debate social de gran magnitud, y si la serie documental de Rocío Carrasco ha ayudado a muchas mujeres que se ven reflejada en ella, y si la serie documental de Rocío Carrasco ha puesto sobre la mesa la peor de las armas, los hijos, la serie documental de Rocío Carrasco también ha servido para que hagamos una reflexión, una persona deprimida puede ser y tiene todo el derecho a ser feliz, a reír, a disfrutar.
Estigmatizar a Rocío Carrasco, diagnosticada desde hace más de 10 años de un cuadro depresivo crónico, por disfrutar el día de su boda con Fidel Albiac es una lacra que está demasiado presente en la sociedad. Como estás deprimido no puedes salir a tomarte una copa, como estás deprimido no puedes hacerte una foto sonriendo, como estás deprimido no es lícito que intentes ser feliz. Rocío Carrasco ha tenido que pasar por ese estigma.
Hasta su boda fue duramente criticada en los debates del corazón, una boda por la que se la volvió a señalar como la peor de las madres, una boda que intentó disfrutar pese a que también quisieron amargársela, una boda que llenó páginas de revistas, que provocó decenas de reacciones y que, sobre todo, le volvió a colocar en el peor de los papeles.
Que mala madre que se casa y no invita a sus hijos; que mala madre que mientras ella se casaba y protagonizaba la portada de una revista, sus hijos lloraban desconsoladamente con su padre, también en una revista; que mala madre que ni estuvo su hijo pequeño; que mala madre que con lo que estaba ocurriendo hasta se dio el lujo de disfrutar. «Mi hijo no necesitaba invitación y a mi hija no la invité por lo que ocurrió». No es difícil de entender. (Pulsa aquí para ver el espantoso mensaje de Chayo Mohedano diciendo que Rocío Carrasco tiene lo que se merece).
El vídeo de la maldad de Rocío Flores
Por todo esto, todavía a día de hoy, hace falta explicar porque Rocío Carrasco no se habla con sus hijos, por ello las redes han colgado un vídeo que resume claramente lo mal que se ha portado Rocío Flores con su madre. Este es el video: