Jorge Javier Vázquez no suele morderse la lengua. Y tampoco lo ha hecho esta semana en su habitual columna para la revista Lecturas, donde ha dedicado unas líneas –afiladas, irónicas y también sorprendidas– a una de las concursantes más inesperadamente mediáticas de esta edición de Supervivientes: Laura Cuevas. Tras hacer la pasada semana un alegato para que Carmen Alcayde llegue a la final, en esta ocasión el presentador no duda en mojarse sobre el papel de la joven, poniendo incluso en duda que se encuentre realizando un montaje dentro de la isla.
La exhabitante de Cantora, conocida durante años por su cruzada televisiva contra Isabel Pantoja, ha dado un giro inesperado en el ‘reality show’. Lo que antes parecía una cruzada rencorosa y altisonante, ahora se está convirtiendo en un ejercicio de exposición emocional que ha llamado la atención incluso de uno de sus mayores detractores: Jorge Javier.
«Me ponía de los nervios», reconoce el presentador al recordar las visitas de Cuevas a los platós, principalmente de Sálvame. «Marisabidilla, un punto repelente, siempre deseosa de dar la nota», sentencia sobre sus anteriores intervenciones. Pero en su análisis de esta nueva Laura en Supervivientes, admite un cambio de percepción: «En el concurso me está ganando».
Uno de los aspectos que más han impactado al presentador es la aparente franqueza del drama matrimonial que la concursante ha llevado a la televisión, en carne viva. Cuevas ha protagonizado varios enfrentamientos con su marido que, en un principio, Jorge Javier consideraba «teatrillo puro y duro», pero con el paso de la semana, su percepción ha virado: «Conforme han ido pasando los días tengo más dudas de que sea un montaje. Es todo tan descarnado, tan humillante, tan hiriente».
Para el comunicador, lo que podría haber sido un simple espectáculo pactado se ha ido transformando en una ventana inquietante a un matrimonio que parece asomarse al abismo. Y aunque no asegura si es real o fingido, lanza una reflexión demoledora: «Si lo es, qué pena. Y si es mentira, también les felicito, porque han conseguido retratar con absoluta precisión la fotografía de muchos matrimonios infelices».
El retrato que hace Jorge Javier de Laura Cuevas en esta etapa de su vida televisiva está teñido de una mezcla de sorna y compasión. La describe como una mujer que busca escapar de su rutina a través de las cámaras. «La televisión es su patio de colegio existencial», dice, en una analogía tan literaria como afilada: «Mientras que para la protagonista de La rosa púrpura de El Cairo el cine se convertía en su válvula de escape, para Laura Cuevas lo es la televisión».
El presentador concluye su reflexión con una mezcla de drama y parodia: «Hay mucho blanco y negro en la vida de Laura Cuevas. Mucho Lorca revisitado con toques de Tennessee Williams de tablao», en una frase que, aunque en clave humorística, deja entrever la intensidad de las emociones que la concursante está exponiendo en televisión, sobre todo ahora que se ha visto obligada a vivir en soledad, relegada a parásito del resto de concursantes en el palafito.
En definitiva, Jorge Javier Vázquez ha pasado del rechazo a la fascinación inquieta. ¿Está Laura Cuevas viviendo un drama real en directo o simplemente interpretando su mejor papel? Ni siquiera él lo tiene claro. Lo único seguro es que, montaje o no, la concursante ha logrado lo que muchos buscan en la jungla televisiva: que se hable de ella.
