La tentadora ha hablado sobre cómo había llevado las relaciones amorosas. Según ha dicho, y tras recordar que ninguna persona trans tiene la obligación de avisar a aquellos con quienes se relaciona sobre su identidad de género.
Keyla se encontró con un chico que se volcó en darle apoyo, pero que ella derivó en alguien con comportamientos muy tóxicos por el miedo a perder a su novios, pues se sentía inferior a las mujeres cisgénero (que no habían transicionado) y sentía que si la relación acababa sería mucho menos mujer, algo que llevó a que su pareja terminase la relación.
En el repaso de la vida de la modelo, también ha habido lugar para cosas buenas: Keyla ha recordado tres de los momentos más especiales de su vida. Empezó por la comunión, pues fue un día en el que, en vez de vestirse como marinero como el resto de niños, fue con vaqueros, como ella se sentía cómoda.
Destacó además cómo sus padres le permitieron siempre «ser» tal y como ella quería. La canaria recordó también la primera vez que ganó un certamen de belleza y el día que se operó, algo que le sirvió como empujón para quitarse algunas inseguridades y un día que repetiría sin ninguna duda «por la ilusión» con la que lo enfrentó. La foto de Keyla en el hospital justo después de la operación de su transición