Guadalix de la Sierra es un avispero. Apenas han transcurrido diez días de convivencia y en Gran Hermano Dúo ya saltan chispas, rayos y toda una tormenta eléctrica. (Entra aquí para ver cómo Adara Molinero ya puede pisar el plató de GH DUO. Este es el pintoresco motivo porque el que no quería acudir).
Y todo se ha venido a juntar en un eco insoportable que reverbera, como una pelota que rebota infinitamente dentro de una pequeña caja, en la cabeza de Lucía Sánchez. Si bien en el último episodio del reality ya dejó entrever que la tensión le pasaba factura, el adelanto del debate del domingo viene a confirmarlo: ha pedido su propia expulsión.
La exparticipante de La isla de las tentaciones no puede más. Tal y como ha proyectado en el vídeo difundido por el formato de la cadena de Fuencarral, Sánchez, consumida por las lágrimas y la desesperación, entra al confesionario y de derrumba. “No puedo vivir con personas así. No puedo, no los aguanto, tienen mucha maldad”, lamentaba entre quejidos. Y luego imploró la solución: “pedir a la gente que me saque… Yo no soporto vivir con esta gente”.
Aquellos a quienes hace referencia tienen nombre y apellidos; y, tras la gala del pasado jueves, queda manifiesto que son Finito y Keroseno. Los hermanos Ramírez, antiguos concursantes de El Conquistador, rebosan la polémica que ahoga a Sánchez. De hecho, la gaditana así se lo dijo a sus compañeros de casa: “no puedo, que yo vivo muy tranquila y me doy cuenta de la maldad. Todo el día diciéndome tonta, burra, insultos…”.
Podría resolverse la situación todavía más rápido: abandonando el reality. Sin embargo, esta opción queda completamente descartada por el mismo motivo por el que entró. Sánchez busca conseguir dinero con el concurso, amén de la mala situación económica que atraviesa, y dejarlo ahora de manera unilateral tendría como principal consecuencia una penalización en concepto de multa o sanción monetaria.
“No voy a abandonar… No tengo un duro”, le dijo Sánchez a Marta López durante la gala. No obstante, esto ha causado otro afluente también bañado por la polémica; hace escasas semanas, la joven andaluza presumía en su canal de Mtmad de gozar de una saneadísima economía. “Según el trabajo que haga cada mes, entra más o menos… En mi casa entran normalmente de 4.000 a 15.000 euros, dentro de ese intervalo”, dijo entonces. Sea un número u otro el que aparezca en su cuenta bancaria, hay una cosa que parece evidente: no está dispuesta a ver cómo aumenta con tal de gastar más días en Guadalix de la Sierra. Todo un avispero.