Se cumplen los peores augurios para Daniel Sancho. El cocinero ha sido acusado de matar intencionadamente a Edwin Arrieta y las autoridades tailandesas solicitan para él la pena de muerte, tal y como el subdirector de la Policía Nacional, Surachate Hakparn, ha confirmado esta mañana en una rueda de prensa:
“No se trató de un accidente, sino de un asesinato premeditado, ya que antes de que se produjeran los hechos, el homicida tenía un plan para comprar el material. De entrada, tenemos la certeza porque ha habido una confesión y un informe forense que lo confirma. En un primer momento Daniel dijo que fue un fatal accidente, pero luego sí confesó el apuñalamiento. Se trata de un asesinato planificado y, en tales casos, es necesario aplicar la pena de muerte”.
Esto no significa que el futuro de Sancho ya esté sentenciado, sino que el cocinero se enfrenta ahora a un proceso judicial que dictaminará si acaba o no en el corredor de la muerte. Será el juez instructor quien establezca su pena, y, aun así, el hijo del protagonista del “Ministerio del tiempo” podría apelar a dos instancias superiores y, como última carta, solicitar un indulto del Rey Maha Vajiralongkorn.
De cumplirse el peor de los escenarios para Sancho, el reo sería trasladado a la prisión de Bang Kwang en Bangkok, en la que se lleva a cabo la pena de muerte, muy probablemente, mediante la inyección de diferentes fármacos que producen el deceso. Hasta el año 2002, el fusilamiento también era habitual a la hora de aplicar la fatal condena, pero desde entonces no se ha vuelto a poner en práctica.
La última ejecución en Tailandia tuvo lugar en 2018, cuando se condenó a muerte a un hombre acusado de asesinar a sangre fría a la víctima, a la que apuñaló hasta 24 veces.Lo cierto es que no hay antecedentes de ciudadanos europeos que hayan sufrido la pena capital en Tailandia, aunque sí fueron condenados a ella.
Llamativo es el caso de Artur Segarra, otro español que llegó al corredor de la muerte tras secuestrar, robar y asesinar a David Bernat en Bangkok en 2016. El imputado clamó su inocencia hasta el último momento, y en el año 2020 el Rey tailandés conmutó la pena por la cadena perpetua.
Una de las estrategias de la defensa del chef iba encaminada a demostrar que se encontraba bajo la influencia del alcohol o las drogas, una situación que podría atenuar la condena. Sin embargo, en la rueda de prensa que las autoridades tailandesas han convocado esta mañana del 15 de agosto, se ha comunicado que los análisis iniciales indican que no había restos de ningún estupefaciente en su sangre.