Marta Flich, la presentadora de la gala de los jueves de GHVIP justificaba ayer que no se expulsara de la casa al causante de una trifulca porque solo habló. Es decir, echan a dos concursantes por encararse o algo así (no han mostrado las imágenes después de comprometerse a ello en redes sociales) y dejan dentro al que causa el problema porque solo usa palabras para liarla. Creo que esto no tiene justificación alguna y el programa debería pedir disculpas por tanta torpeza y tanta falta de empatía.
¿Se imaginan ustedes que una persona maltratada psicológicamente llega a la comisaría para denunciar y le dicen que se vaya a casa tranquilo, que solo han utilizado palabras y que eso se puede soportar con un poquito de paciencia? Pues eso. (Pulsa aquí para ver como Luitingo abandona el plató tras una gran bronca con Marta Flich).
Avilés es un ser sin escrúpulos que no tiene respeto a sus compañeros de concurso ni a los espectadores. Ha pasado de gastar miles de euros para salvarse de la expulsión a pedir que le voten para ser expulsado… pero esto tiene truco. (Entra aquí para ver como Naomi, con un par, mira a la cámara y cuenta porque han expulsado a Alex Cannigia y Gustavo)
Se salvó a sí mismo sabiendo que iba a la calle sin remedio (escuchó una ovación cerrada del público al conocer su nominación) y ahora pide el voto sabiendo que se va a casa para poder ir diciendo idioteces a los platós (‘pedí mi voto y la gente que me quiere mucho me ha hecho caso’ y cosas así). El formato pierde mucho con este tipo de personas participando. Es posible que se gane algo de audiencia, pero la esencia del programa se pierde por completo.
Si no ando muy despistado, este sujeto tan irrelevante, tan liante y tan mezquino, batirá todos los récords anteriores en cuanto a porcentajes se refiere. Del 90 por ciento no baja. Y si hubiera un poco de decencia en los programas de televisión, este elemento no debería pisar ni uno de ellos.
Marta Flich
Marta Flich tras justificar todo el rato a José Antonio Avilés, tuvo que comunicar con la casa y hablar con él. Ahí se destapó por completo su favoritismo por su trato excesivamente amable y dejándole llevar el timón a su antojo. Con Avilés tuvo toda la permisividad del mundo, en cambio al equipo naranja los cuestionó cada vez que hablaban. A continuación una recopilación de los comentarios: