Amenazas, insultos, agresiones, desconfianzas, miedos, traumas y manipulaciones. ¿Cómo se actúa ante una paliza de tu hija? ¿Qué te lleva a darle una paliza a tu madre? ¿Está bien hacer público éste suceso? ¿Justifica la reparación personal de una a cambio de poner en tela de juicio a la otra?
(Puedes ver aquí las lesiones que sufrió Rocío Carrasco el día de la paliza)
Esas preguntas se las habrán hecho muchas personas estas últimas horas, pero, os planteo otras. ¿Cómo se vive después de un suceso así? ¿Cuánto es capaz de percibir o moldear la realidad el cerebro por instinto de supervivencia? ¿Cómo debe actuar el entorno?
Entrar a valorar los detalles de lo relatado sería muy osado por mi parte.
Pero es una obviedad que lo contado en primera persona por Rocío Carrasco, no puede dejar indiferente a nadie. Despierta sentimientos encontrados, pero sobre todo, emociones.
(Puedes ver aquí la condena a Rocío Flores Por maltratar a su madre)
Ambas han perdido
En el fondo, cuando escuchamos historias, nos posicionamos y entramos, sin siquiera pensarlo, a hacer un juicio de valor. Pero ésta, parece una de esas historias en las que no hay vencedores y vencidos. Sin conocer la totalidad de los detalles, parece que ambas, han perdido.
Muchas son las familias que por desgracia, se ven inmersas en conflictos que pueden acabar derivando en rupturas irreconciliables.
Éste punto de la docu-serie va más allá de una mala relación materno filial.
Quedarse en la agresión física sería quedarse en la espuma. Sería obviar todo lo que subyace y que/quién indujo para llegar a ese episodio.
Aún es pronto para saber si entre madre e hija podrá llegar a existir una reconciliación.
Hoy por hoy, se atisba muy lejano ese día, si es que llega a producirse.
(Lee aquí el incidente con el cuchillo antes de la paliza que provocó que la fiscalía investigara a Rocío Flores)
El princio y el final
La percepción que me queda después de lo visto, es que para Rocío Carrasco, esa mañana, fue el fin de un principio. La obra maestra del, según ella, brazo ejecutor.
Y que para Rocío Flores fue el principio del fin. Un punto y aparte en la relación con su madre, que sin saber la repercusión que acarrearía ese suceso, pudo haber sido el punto final.
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